1. Reconoce tus propios logros y revisa diariamente todo lo que te ha salido bien otorgándote la recompensa de la satisfacción.
2. Disfruta de cada momento del día aportando resiliencia a las peores situaciones y conciencia a las más beneficiosas.
3. Evita remover los nocivos acontecimientos del pasado que impiden la evolución del pensamiento constructivo.
4. Afronta con templanza la incertidumbre del futuro.
5. Esfuérzate por que tu felicidad dependa de ti y no de lo que hacen o dicen terceras personas.
6. Agradece todo lo que tienes y elogia lo que tienen los demás.
7. Planifica con dinamismo, creyéndote que cuando planificamos no sólo es para conseguir la resolución de los objetivos marcados, sino también para disfrutar del camino que nos lleva a la meta.
8. Incluye en tus planes la certeza de que éstos no vayan a salir como se fijaron en un primer momento jugando con los cambios que siempre acontecen.
9. Sustituye la palabra suerte por la palabra éxito. El éxito es el resultado de tu forma de jugar las cartas que la vida te va presentando, la suerte, sin embargo, son las propias cartas.
10. Aprende de las personas que te guiaron y también de las que te fallaron evitando las críticas destructivas que amargan la vida propia y generan ambientes conflictivos.
11. Confía en la buena fe de los demás siendo, al mismo tiempo, prudente.
12. Ríete con los colegas, compañeros/as, la familia, los amigos, aprovechando los momentos de distensión entretenida.
13. Escucha y aprende de todo y de todos, a cada momento. Cada detalle, cada conversación, cada anécdota, cada situación, conlleva un aprendizaje enriquecedor.