Desde muy pequeña pasaba largos ratos en la oficina y el taller de automóviles de sus padres.
La esencia del taller, los colores de los coches, el ruido de los motores, las conversaciones, los movimientos, la mirada reflexiva de su padre cuando se enfrentaba a cada nuevo reto, las conversaciones con sus trabajadores, la visión de su madre analizando datos en la mesa de la oficina y negociando con proveedores. Todo ello la empapaba de su propia perspectiva de negocio.
Poco a poco y basado en su propia experiencia de vida desde muy temprana edad, un concreto mundo con su propio imaginario se fue creando en su cabeza. Aprendió a coger las llamadas de teléfono con eficacia, respondiendo con amable firmeza y anotando de forma organizada cada una de las citas que se cerraban. Aprendió a conversar con los clientes que acudían con sus coches al taller. Se cultivó en la contabilidad del taller, en las relaciones que su padre mantenía con sus empleados, en la relación profesional que había entre sus progenitores, en la relación con proveedores. Se instruyó en el conocimiento de técnicas de reparación y resolución de problemas del motor. Aprendió a enfrentarse a los obstáculos del día a día a través del análisis de situaciones de forma absolutamente inconsciente y todo ello fue sentando el sedimento necesario para su forja como persona emprendedora.
Siendo adolescente decidió formarse en mecánica para conocer más en profundidad el comportamiento del motor y los procesos de puesta a punto y reparación de automóviles. Al finalizar sus estudios de formación profesional se propuso trabajar al lado de sus padres. Sus nuevas ideas fruto de años de una reflexión a la sombra, se enfrentaron a las ideas tradicionales de sus padres. Decidió entonces comenzar los estudios en ingeniería mecánica. Durante éste tiempo trabajó en empresas de comida rápida donde aprendió a gestionar emociones, a ser resiliente en el trato con el público y a interrelacionarse profesionalmente con personas que no formaban parte de su entorno profesional.
Al finalizar sus estudios se enroló en el proyecto de construcción de una línea de metro donde desarrolló habilidades de negociación en el trato con las comunidades afectadas, potenció sus habilidades de comunicación y fortaleció su talento más analítico y resolutivo.
Tras la finalización de las obras, circunstancias cambiantes en la empresa de sus padres y una perspectiva más amplia la animaron a formar parte de la empresa familiar, consiguiendo a través de la negociación ganarle terreno a las técnicas tradicionales para instaurar poco a poco procesos y técnicas modernizadas que dieron un impulso a la empresa de la que ahora forma parte.
En éste caso, María, pudo desarrollar a lo largo de su vida habilidades como persona emprendedora que, con el tiempo, serían necesarias para ser capaz de identificar las oportunidades de su negocio, organizar los recursos necesarios para su puesta en marcha, enfrentar con resolución las situaciones difíciles, amoldarse a los cambios, comunicar de forma efectiva, y conciliar saludablemente su vida personal, profesional y familiar.
No obstante lo anterior, las experiencias de vida que no hayan sido desarrolladoras del talento emprendedor no son óbice para el desarrollo posterior de las habilidades necesarias para un negocio a través de técnicas como el coaching o el entrenamiento personal de esas habilidades de forma ya consciente y para situaciones concretas de la vida en el momento presente.