El miedo definido como la angustia por correr un riesgo o sufrir un daño real o imaginario entorpece la mejora dirigida a cualquier ámbito de la vida o proyecto. Puede llegar incluso a anular las facultades de determinación contribuyendo a situaciones de indecisión y duda que facilitan el inmovilismo.
Parte de una reacción innata al ser humano que mediante los accesos de ataque o huída consigue afrontar aquello que le pone en riesgo. Lo que tiempo atrás resultó de utilidad para la salvaguarda del grupo y supervivencia, resulta por el contrario inútil hoy en día en muchas situaciones donde el organismo responde de forma desmesurada e ineficaz.
Pongamos el ejemplo de una situación habitual en cualquier empresa, una presentación de resultados de proyecto la cual tiene que ser realizada por una persona no habituada a realizar éste tipo de presentaciones. El cuerpo está preparado para responder a situaciones desconocidas con la reacción del miedo, totalmente ineficaz si no se sabe gestionar en éstas circunstacias. Un profesional poco habituado a presentaciones en público que pretenda conseguir resultados exitosos y posea un alto grado de perfeccionismo y cierto grado de desconfianza en su propios resultados, estará abocado a sentir miedo y a no realizar una presentación eficaz. Ésta reacción es puramente natural y su correcto enfoque puede llevar a potenciar los resultados exitosos de la propia presentación. Pero no siempre se sabe cómo interpretar las propias reacciones, cómo entrenar y potenciar las habilidades, así como, revertir los obstáculos en beneficio propio. El asesoramiento personalizado orientado al entrenamiento en habilidades concretas (coaching) como la presentación en público es una herramienta eficaz para el logro de buenos resultados.